Ha pasado, inalcanzable,
bajo innumerables soles
y por las mismas calles.
Ha visto miles de días, lo ven
lo rozan, lo toman
en un laberinto
de espejos, de azulejos
de mentiras viejas.
Ha visto a las nuevas crecer
como hongos en el camino
y a las flores
esconderse bajo tierra.
Ha pasado
por cualquier calle.
Ha callado.
Ha visto un retablo
de ruidos voraces
y luces
cenicientas.
De pilares vacíos.
De torres hambrientas.
Y sin más,
se ha acostado.
Se ha dejado
llevar por el río
hondo, el río tibio
y sus miles de seres
de juguete y sus árboles
de cemento y viento.
Y los remolinos
de todas sus calles.
Ha callado.
Lo han callado
el vértigo y el centro
le han puesto el sello
metálico al autómata
sin tiempo.
2 comentarios:
Gracias por el comentario,me dejaré caer a menudo por tu blog.
Un beo.
he pasado bajo su ventana.. innumerables veces.. todas en vano
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