desde ahora casi siempre
contemplo tus clandestinas murallas
mientras una manta se asienta en tu espalda
como cada día cuando el alba relampaguea
recordándome tus ojos extremos que se precipitan hacia mí
y dentro de ellos una alborada tenue
logro condensar a su alrededor
esas luces que desbordan mi mirar
faroles verdes intensos que se colapsan
sobre el pavimento de tu gracia
desde la sonrisa de tus multitudes
hacia la alineación de tus cabellos rebeldes
esperando oír tu voz
empapando mis pies con tu insigne presencia
observo cada marca que hay en tu piel iluminada
cercando espíritus banales de indiferencia
cómo un monumento se inclina desde tu frente
creo poder entender algo
pero tu voz
confusa siempre
redundante abundante
cielos y mares
crepúsculos sin ton ni son
y tu risa
fresca siempre
tan suave
tu calle principal
te contemplo te despueblo
dejando un retrato de tu cuerpo esbelto
en mi mente
sin decirte nada
en silencio
seguirás siendo sempiterna
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