viernes, 3 de octubre de 2008

Noventa y cinco

Y las llaves del pueblo
debajo del brillo
de una lumbrera
y montes de humo
y ventanas en llamas
una niña juega
con las enfermeras
debajo un lago
negro como el cielo
y algunas piezas
de arquitectura
prestada
rubios jinetes
avanzan en fila
cantando hazañas
la Historia
un insulto vehemente
acalla
el silencio
al costado, el pasto
se seca y crece
junto al templo.

Y tú cruzas
despacio
entre el pueblo y el humo
entre la niña y el pasto
te regalo un tiempo
las flores de Bosnia
que tanto
y tan poco te importan.

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